FÍSTULAS PARA DIÁLISIS

  • ¿Qué son?

    En aquellos pacientes que van a recibir hemodiálisis, las fístulas arteriovenosas nativas representan una opción de acceso vascular para realizar el tratamiento. Básicamente consisten en una sencilla intervención quirúrgica en la que se establece una conexión entre una arteria y una vena del antebrazo o brazo, con el objetivo de aumentar el flujo sanguíneo y el diámetro de la vena y así poderla puncionar cuando el paciente vaya a dializarse.

    Otras alternativas de acceso vascular en estos pacientes es el uso de fístulas protésicas o la colocación de catéteres venosos centrales, ambas con sus indicaciones, pero en general con mayor probabilidad de complicaciones que las fístulas nativas.

  • ¿Cuándo y dónde se realiza?

    Se debe tener en cuenta la necesidad de planificar un acceso vascular si el paciente tiene previsto entrar en diálisis en los siguientes 6 meses o presenta un filtrado menor de 15 ml/min

    La decisión sobre el acceso vascular más adecuado en cada caso se basará en una evaluación global de la historia clínica, del examen físico vascular y de la ecografía preoperatoria de cada paciente (ver capítulo de Ecografía-doppler en el acceso vascular), teniendo en cuenta sus preferencias individuales y priorizando la realización de FAV distal en el miembro superior no dominante siempre que sea posible.

  • ¿Cómo se realizan?

    Dependiendo del tipo de fístula arteriovenosa a realizar, pueden realizarse con anestesia local o con anestesia general o un bloqueo locorregional.

    En la mayoría de los casos, la fístula se realiza infiltrando con anestesia local una pequeña zona en el antebrazo o el codo. La intervención consiste en una pequeña incisión desde donde se aislan la arteria y la vena y se realiza una sutura entre ambas.

    Posteriormente es conveniente realizar un seguimiento ecográfico para valorar el grado de maduración de la fístula, antes de proceder a su punción para las diálisis.