ANEURISMAS DE OTRAS LOCALIZACIONES
Al igual que ocurre a nivel aórtico, pueden desarrollarse aneurismas en arterias de otras localizaciones, como son la arteria poplítea, la arteria femoral, aneurismas viscerales (arteria esplénica, las arterias mesentéricas, la arteria hepática) y las arterias hipogástricas, entre otras.
La arteria poplítea es una de las afectadas con más frecuencia y los síntomas que produce su degeneración aneurismática suelen deberse a la trombosis o la compresión venosa/nerviosa, más que a la rotura del mismo. La presencia de un aneurisma poplíteo, si bien no entraña normalmente un riesgo vital para el paciente, sí que implica un riesgo de pérdida de la extremidad, al comprometer el flujo sanguíneo al pie. Por ello se recomienda su tratamiento quirúrgico cuando produce síntomas, o bien cuando alcanza un diámetro o tiene trombo en su interior que nos haga sospechar que puede provocar complicaciones. Dicho arreglo quirúrgico, puede ser realizado mediante técnica endovascular (colocación de un stent recubierto) o mediante cirugía abierta (exclusión del aneurisma realizando un bypass).
En el caso de los aneurismas viscerales, poco frecuentes, se pueden producir por la manipulación durante procedimientos endoscópicos o endovasculares, por aterosclerosis (menos importante aquí), por traumatismos abdominales o por situaciones de hiperaflujo (embarazo o hipertensión portal), entre otros. La importancia de estos aneurismas es el riesgo de ruptura y compromiso de la vida del paciente, por su difícil diagnóstico y tratamiento. Las técnicas de tratamiento endovascular, hoy en dia, permiten tratar este tipo de patología de una forma poco invasiva y con pocas complicaciones.

